HOMOSEXUALIDAD: NI ORGULLO NI VERGÜENZA

Agradecimientos a: Miracomovan.com

Estamos en tiempos que se supone que son de cambio a mejor, por lo que respecta a las libertades.

En el tema de las personas homosexuales: gays, lesbianas, bisexuales o trans, según la época de que se trate y por intereses inhumanos como El Poder de turno, Los Dioses Omnipotentes, Los sumos sacerdotes de los dioses omnipotentes, El Machismo o La (cambiante) Moral, han sido insultadas, encarceladas, multadas, asesinadas, quemadas, apartadas, repudiadas por la sociedad y hasta por Dios, condenadas al castigo eterno, tratadas como enfermos o viciosos... y un más que largo etcétera. Y todo ¿por qué?, ya que la homosexualidad no es más que una condición sexual totalmente natural en el género humano y en el de muchos animales.

Ser homosexual se ha llegado a convertir para muchas personas en una verdadera desgracia, llegando al convencimiento de ser totalmente anormales. Se ha hecho creer que el homosexual es todo vicio y corrupción, sucio, enfermo, castigado por Dios, que actúa contra la Naturaleza y un bla, bla, bla, inacabable, a cual peor. Lo mínimo que le podía (¿podía?, o ¿puede?) ocurrir a una persona es convertirse en un neurótico; mejor no hablar de lo máximo.

O sea, ser homosexual era, y sigue siendo, la cosa más horrible en gran parte del mundo, según los hombres y según Dios. ¿Dios? ¿Qué Dios?, ¿Jehová?, ¿Alá?, ¿El Dios de los Cristianos?, ¿Jesucristo, tal vez?...

Aplicando una mínima racionalidad, sabiendo que los tres tipos de creyentes y sus sumos sacerdotes declaran que el "suyo" es el único y verdadero Dios y justifican las mayores atrocidades en nombre y por orden de "su" Dios, cuando la realidad es que todos se están refiriendo al mismo Dios. Como decía, con una mínima racionalidad, es casi imposible no llegar a sorprenderse al ver que dejan al Ser Supremo reducido a la altura de un vulgar hipócrita. Dios de tres creencias, que apoya a unas contra las otras y hasta consigo mismas. ¡Increíble la ceguera e hipocresía de los humanos!.

En la Biblia no aparece ninguna condena contra los homosexuales, excepto en traducciones e interpretaciones interesadas, (sobre Sodoma, y cuando se habla de ciertos actos impuros, actos achacados a los homosexuales, cuando los escritos no se refieren a eso). En los Evangelios no aparece ni una palabra de Jesús condenando la homosexualidad ni a los homosexuales. Lo anterior es lógico ya que en aquellos tiempos, y miles de años antes, las relaciones homosexuales, hechas por hombres o mujeres homosexuales o por hombres o mujeres heterosexuales, no eran consideradas como ningún problema, por lo tanto los que redactaron "la palabra de Dios", no iban a castigar algo que no merecía ningún castigo y hasta podía afectarles a ellos personalmente. Hablando de La Biblia, no he conseguido localizar dónde está escrito que Jehová ordenara como mandamiento, el sexto, o sea, No cometerás actos impuros. Supongo que a algún intérprete de la palabra de Dios, debió de invéntárselo, Dios sabrá por qué.

Respecto al Corán, hay una prohibición tajante en el versículo que habla de Lot y Sodoma, pese a la cual en todos esos países durante siglos las prácticas homosexuales entre hombres han sido de lo más normales entre hombres de todo tipo (homo y hetero), ya que, como la mujer, ser demoníaco, debe llegar virgen al matrimonio y como el hombre no pierde nada ni tiene hijos, en un acto puramente machista, los hombres no tenían nada que temer ya que se veían "obligados" a relacionarse entre ellos para desfogar sus ansias, y ¡qué mejor que con otro hombre!.

En los países musulmanes, (y en muchos países o regiones no musulmanas), no se castiga lo mismo al que dá que al que toma. La parte pasiva es totalmente culpable pues goza como una hembra y, por lo tanto, un hombre que se rebaja a actuar como una mujer merece mayor castigo. En las civilizaciones griegas y romanas ya era así.

Uno de los sambenitos colgados a los homosexuales era, y es, el que solo sirven para revolcarse en el vicio y no sirven para nada más. En esta nueva serie que vamos a ir intercalando en el blog, se podrá comprobar cuanto arte, ciencia, política, vida y, por qué no, muerte ha salido de las mentes "taradas", no más que las de los heterosexuales, de los hombres y mujeres que aman y desean a personas de su mismo sexo.

Para acabar, mencionaremos otro de los sambenitos más usados, como el que relacionarse sexualmente entre hombre-hombre o mujer-mujer es un asco, una porquería, (añadan los calificativos que ustedes quieran, cuanto más denigrantes mejor). Dejando de lado la bisexualidad, o, mejor dicho a los bisexuales que, aunque no lo reconozcan en público, saben que lo son, parece que hay un importantísimo número de heterosexuales 100 x 100, hombres sobre todo, que no le hacen ascos a la carne de otro hombre, ya no en lugares o situaciones sin posibilidad de acceder a mujeres, como por ejemplo: cárceles, etc., sino, simplemente, por que les gusta. Mientras, la esposa, cada día más vieja y gorda, está en casa cuidando de los niños (ellos no envejecen ni, mucho menos, engordan).

Todo mi pobre conocimiento me lleva a una conclusión: El ser humano hombre y mujer, en especial los varones por su propia sexualidad capaz de mayor promiscuidad que la mujer, están capacitados para dar y recibir placer con mujeres y con hombres sin más responsabilidades que las de actuar como una persona, con nobleza y nunca como un animal, así como tienen todo lo que tiene cualquier ser humano para estudiar, trabajar, construir, vivir, inventar, luchar, gozar, sufrir, tener hijos si se lo propone, proteger, amar..., o sea, física ni mentalmente, las personas homosexuales no tienen nada que envidiar a las heterosexuales.

Por lo que respecta a sentimientos e inteligencia no existen sexo, sexualidad, raza, nacionalidad, ni clase social que se pueda emplear para considerar a nadie como inferior.

Dicho lo anterior, aquí les incluyo un mapa de las diversas políticas que, respecto a la HOMOSEXUALIDAD y a los ACTOS homosexuales, son aplicadas en el mundo para vergüenza de todos, dirigentes y gente de a pié que puedan apoyarlas sin pensar en el sufrimiento de los demás.

Ciertamente ni orgullo ni vergüenza, pero sí fuerza e inteligencia para conseguir que pese a religiones y políticos, la razón se vaya abriendo paso.